Sabemos que las personas y los hechos se resisten a la cámara, sabemos que la espalda es más real que la cara y sabemos que, en un documental al uso, por los dispositivos de rodaje, la cámara es ya incapaz de capturar la realidad. Es por ello que ésta hay que buscarla en el FUERA DE CAMPO.
Es en el FUERA DE CAMPO donde se nos revelan pequeños detalles indicadores de cambios.
Es la mirada dispersa, desprejuiciada del niño la que busca el FUERA DE CAMPO.
Es FUERA DE CAMPO donde suceden las historias genuinas. En el CAMPO, es el viejo esquema aburrido de siempre: la introducción [el once inicial], el nudo [los goles, las tarjetas, las faltas…] y el desenlace [victoria, empate, derrota].
Las conversaciones de fútbol como calentamiento, como ocultación, como CAMPO de otras conversaciones más profundas, más comprometidas que quedan FUERA DE CAMPO.
El sonido como ruina, como pista, como evocación de lo que permanece FUERA DE CAMPO.
La realidad virtual, subjetiva [el videojuego] como FUERA DE CAMPO de la realidad visible, de la realidad compartida.
La capacidad de fantasear de un niño como FUERA DE CAMPO de la realidad prosaica.
Los actos íntimos como actos FUERA DE CAMPO de los actos colectivos.
La afición en soledad como FUERA DE CAMPO de la afición en sociedad.
Los amateurs, los que hacen las cosas por afición como FUERA DE CAMPO del flujo económico de la sociedad capitalista.
Los espacios reales no sometidos al turismo como espacios FUERA DE CAMPO.
Las panorámicas de 360º, más que como eliminación del FUERA DE CAMPO, como explicitación de éste.
El casting, la preparación, el rodaje de una película como FUERA DE CAMPO de la película.